Los medios del miedo
En relación a los últimos acontecimientos y con el peligro
de sonar trillado, quiero destacar la influencia que tienen los medios
audiovisuales para crear realidades o para exagerar la realidad con
intencionalidad, a lo menos, cuestionable. La construcción de un discurso de
manera progresiva ha ido mermando en las opiniones de los ciudadanos, hasta que
casi sin pensarlo, las autoridades civiles y uniformadas entregan las “cuñas”
que los mismos medios utilizan para crear verdaderos círculos de
retroalimentación del miedo.
Este actuar lo hemos podido ver claramente en la cobertura
mediática y declaraciones políticas emanadas desde el atentado explosivo
ocurrido en Santiago hace unos días: Sin mediar investigación, las autoridades
se apresuran a declarar que corresponde a un acto terrorista y a culpar a los
“anarquistas” como responsables.
Considerando nuestra historia reciente (40-50 años), lo más sensato
sería esperar el resultado de una investigación (ojalá inteligente) que
identifique a los responsables, ya que podemos recopilar suficientes hechos
similares (sabotajes, bombas y asesinatos) ejecutados por extremas derechas e
izquierdas, siendo éstas gobernantes u opositoras.
Es más, debería bastar recordar que hace 41 años se impuso
en Chile una Dictadura brutal que utilizó el terrorismo de Estado para imponer
normas y modelos que perduran hasta hoy, como para no apresurarse en poner el
rótulo de terrorismo a un hecho (brutal) que podría ser aislado. La discusión
sobre lo que es o no es terrorismo se da a nivel mundial y se debe destacar que
en nombre de la defensa contra el terrorismo se han llevado a cabo guerras e
invasiones que han tenido más bien un trasfondo económico.
Otra cosa es mencionar al “anarquismo” como la base
ideológica detrás de cualquier atentado. Eso demuestra una completa ignorancia
sobre la historia del movimiento anarquista internacional y nacional.
Particularmente en Chile, los anarquistas son los responsables de la creación
de las primeras federaciones de estudiantes, de las primeras mutuales y
cooperativas de trabajadores, que han sido y son la base del movimiento social
que aún se preocupa por la dignidad de la comunidad nacional. Los brotes de
violencia vinculados a esta filosofía son más bien escasos, se han dado dentro
de determinados contextos y nunca han tenido como objetivo a la población civil.
Es más, el miedo y la violencia contra la población ha sido ejercida
principalmente por organismos del estado, como lo constata a diario el pueblo
mapuche.
Este atentado criminal es despreciable, pero no deben
buscarse “palos blancos” sino que identificar científica y objetivamente a los
responsables.
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