El sesgo de la CEP
El sesgo utilizado por la CEP para redactar las preguntas
en el ítem Educación es tan evidente que invalida cualquier utilización de
estos resultados como parámetro del sentir nacional ante la reforma educacional.
Todo profesor o investigador sabe que habrá un sesgo en las respuestas si hay
disparidad en la extensión de las alternativas,
si éstas son argumentativas o si una de las alternativas se plantea en sentido
negativo (prohibir, imponer, etc.) y otra en positivo, por mencionar problemas de forma. En cuanto
al fondo, resulta impresentable cambiar la palabra lucro por ganancia y asociar
a este último término el concepto de “calidad”
en la misma alternativa. En los medios sociales no demoraron en aparecer las
mofas por la redacción de las preguntas, mientras que varios medios y
especialistas han señalado las fallas de la metodología, atribuyéndolo hasta a una especie de venganza por parte de Harald Beyer (El Mostrador). Todo esto es
bastante grave y raya en la falta de ética por parte de los responsables de la
encuesta, se presta para tergiversar la información referente a la reforma y
pone, mañosamente, una opinión particular en el discurso público apoyada en cifras que son muy
cuestionables. Esto queda reflejado en que a partir de esta información se han
publicado sendos titulares y se ha enturbiado la discusión con información
(muy) sesgada.
La estrategia puede haber sido exitosa para la derecha, sin embargo el
daño producido a la CEP (y a las encuestas en general) es muy grave, por lo que debiera
ser tomado en cuenta para futuras mediciones. Es necesario establecer ciertos
parámetros mínimos que aseguren algún grado de objetividad en instrumentos que
definen titulares y la discusión pública.
El debate está latente, la reforma
debe ser evaluada y mejorada para que cumpla con las expectativas ciudadanas,
pero es deber de la comunidad exigir un mínimo de seriedad en los que debaten y
a las herramientas que utilizan en esta discusión.
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