Movilización Permanente
Como Profesor de la Universidad de Concepción no he estado indiferente a las demandas por educación pública, gratuita y de calidad impulsadas por los estudiantes. De hecho, este movimiento propició que algunos de nosotros saliéramos de nuestras oficinas, salas de clases y laboratorios para abrazar la idea de construir organización entre nuestros pares, y vincularnos con los demás actores universitarios, educacionales y sociales.
Bajo esta premisa he participado en la fundación de la Asociación de Académicos y Académicas EMG, ya que tengo muy claro que debemos ser un factor relevante en la búsqueda de abrir los espacios universitarios hacia la participación transversal y democrática de todos los estamentos que forman la comunidad universitaria, lo cual será fundamental para recuperar el espíritu fundacional de nuestra Universidad, que no es otro que vincularse verdaderamente con la comunidad regional, con los trabajadores y con el desarrollo sustentable e integral del pueblo.
Por esto, he asumido que la transformación necesaria plantea un camino con objetivos a corto, mediano y largo plazo.
Por lo pronto, hemos logrado constituir legalmente nuestra Asociación, un paso que fue obligado y necesario para ser reconocidos por las autoridades como un ente válido de representación de nuestro estamento. Por otro lado, hemos iniciado un plan de acción multi-estamental que busca fortalecer los lazos entre estudiantes y trabajadores, ya que creemos que la instauración de un organismo con atribuciones resolutivas y representación democrática de todos los estamentos permitirá garantizar el desarrollo de políticas universitarias acordes con el rol social de nuestra Universidad.
En paralelo, se trabaja en análisis y propuestas de financiamiento de la educación superior pública y, en este momento, abocamos nuestro mayor esfuerzo a la tarea de instalar en la comunidad nacional, en el parlamento y en el ejecutivo, el concepto de que universidades como la nuestra, pública, laica y pluralista, han sido y son fundamentales para el desarrollo regional y nacional. Por lo tanto no pueden ser dejadas de lado en la discusión de los aportes estatales. Es muy claro que esta es una pelea coyuntural, dentro de un magro contexto de posibles reformas parches que pueden ser instauradas en el corto plazo por el gobierno, pero es una pelea que apunta a la defensa de la educación pública, de la cual nos sentimos parte como Profesores de esta Universidad.
Pero lo que realmente les quiero plantear en esta carta, es que este conjunto de acciones, más otras que se materializarán a futuro, forman parte de lo que implica el concepto de “movilización permanente”. Esto nace a partir de la primera etapa de movilización, impulsada con fuerza y valentía por nuestros estudiantes, una etapa en donde los paros y las “tomas” impusieron un debate que era absolutamente necesario en el estado actual de la educación chilena. Luego de esta primera etapa, y en vista de la nula respuesta a la demanda por Educación pública de calidad, me he convencido que la manera de salvaguardar y mejorar la educación pública en Chile pasa por la construcción de organización democrática interna que haga real la vinculación entre los estamentos y la vinculación de éstos con la comunidad de la cual formamos parte, vínculos que se han deteriorado paulatinamente los últimos años debido a la transformación del sistema universitario en un sistema que privilegia el individualismo y la obtención de “éxitos” que son cuantificables según los parámetros del libre mercado. Estoy seguro que estos parámetros no representan los ideales que motivaron a ciudadanos penquistas a fundar la Universidad, quienes estaban convencidos que la Universidad de Concepción debía constituirse en una herramienta que permitiera la integración y el avance del pueblo, no en un mero reflejo de las desigualdades sociales.
En esta segunda fase del movimiento por la Educación chilena es necesaria la organización entre trabajadores y estudiantes, sin intereses político-partidistas ni personalistas, con la mente puesta en el objetivo final, el cual se logrará si somos capaces de hacer crecer nuestra organización transversal y nos vinculamos con los pobladores, trabajadores, juntas de vecinos, dirigentes comunales, etc. De acuerdo a esta manera de pensar, estamos buscando todas las formas de crear lazos de confianza con estudiantes y trabajadores no académicos. De esta manera se podrán construir, desde la igualdad, formas de participación y decisión que se alejen del verticalismo imperante en todo nivel estructural.
La movilización permanente nos requiere activos, con la fuerza y convicción suficiente para superar las frustraciones que sin duda tendremos en el camino que hemos iniciado. También requiere que los estudiantes estén en sus facultades, organizados y activos en el trabajo por sus petitorios internos y en el trabajo multi-estamental.
De la primera fase encabezada por la “toma” de los espacios, es necesario cambiar la dinámica del movimiento para abrirlo hacia la comunidad y sumar al resto de los actores que son parte de este movimiento social.
Esta carta es para que tengan presente que hay docentes en distintas facultades empeñados en llevar a cabo estas iniciativas y que han hecho propio el clamor del estudiantado.
Mi llamado es hacia nuestros compañeros de trabajo (auxiliares, laborantes, administrativos y docentes) y hacia nuestros estudiantes: Estamos en un momento crucial para el movimiento por la educación pública de calidad, un momento donde debemos crecer y trabajar juntos para concretar un proyecto que integre las visiones de cada estamento sobre la Universidad y la Educación que queremos. La movilización permanente es un proceso necesario que debemos afrontar con trabajo, confianza y compromiso.
Atentamente,
Marcelo González Ortiz
Profesor Asistente, Facultad de Ciencias Biológicas
Miembro Asociación de Académicas y Académicos EMG UdeC
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